Discurso de Donal Trunps
Saludos a Presidente de
la Corte Suprema y Ex Presidentes:
Nosotros, los
ciudadanos de América estamos entrando en la era para construir el futuro:
juntos construiremos el camino para EEUU y para el resto del mundo. Tenemos
grandes desafíos pero encontraremos la manera para alcanzarlos con éxito.
Haremos un traspaso
de poderes de manera pacífica, y agradezco al ex Presidente
Obama su amabilidad, como a su esposa.
Hoy no se pasa el poder
entre presidentes nada más, sino que hoy estamos pasando el poder de las
instituciones a ustedes, la gente. El poder ha estado demasiado tiempo en mano de las
instituciones, mientras que la gente no compartía la riqueza; hay muchas
fábricas cerradas, la clase alta se protegía a ella misma. Sus victorias no
fueron vuestras victorias. Ha habido poco que celebrar últimamente, pero todo
ha cambiado este momento es suyo: pertenece a todos ustedes, a cada uno de
quienes están viendo esta ceremonia. Es su celebración, EEUU es su país.
Lo que realmente
importa de verdad no es el partido que tiene el poder, sino que el gobierno
esté controlado por el pueblo. El 20 de enero de 2017 se recordará como el día en el que el
pueblo comenzó a gobernar de nuevo esta nación. La gente olvidada en este país,
los hombres y mujeres, dejarán de ser olvidados. Cada uno que nos está
escuchando se convertirá en parte de un movimiento histórico que el mundo nunca
ha visto antes.
En el centro de este
movimiento hay una convicción esencial: que una nación existe para servir a sus
ciudadanos, los americanos que son quienes quieren escuelas seguras y trabajos
garantizados. Son exigencias justas y razonables.
Viejos centros urbanos,
fábricas cerradas, sistemas educativos que permiten que nuestros estudiantes no
alcancen los conocimientos necesarios, bandas armadas de narcotraficantes que
han llenado de miedo nuestra nación: esto acaba aquí y ahora.
Somos una nación: las
penas de los demás son nuestras, sus sueños son nuestros y sus éxitos son
nuestros. Tenemos un solo corazón, un solo hogar y un mismo destino glorioso.
El juramento que he hecho hoy es de lealtad a todos los americanos. Durante
décadas hemos enriquecido a extranjeros a costa de nuestras industrias,
permitiendo un lento decaimiento de nuestra industria y de nuestros militares. Hemos tenido que defender las
fronteras de otras naciones y no las nuestras. Hemos gastados miles de millones
en países extranjeros mientras nuestra propia infraestructura se ha caído;
hemos hechos ricos a otros mientras la prosperidad de nuestro país se fue
perdiendo.
Una a una fueron
cerrando las fábricas y se fueron sin pensar en los millones de trabajadores
americanos que dejaron atrás. La prosperidad de nuestra clase media ha sido
robada de sus casas y hemos expandido nuestra riqueza al resto del mundo. Esto
es el pasado. A partir de ahora veremos el futuro.
Nos hemos reunido aquí
hoy para lanzar un mensaje que se oiga en todo el mundo: una nueva visión
gobernará nuestro país, desde hoy: Norteamérica primero. Cada decisión en comercio, impuestos,
inmigración, asuntos exteriores será tomada para beneficiar a los trabajadores
y familias norteamericanas. Protegeremos nuestras fronteras
frente al caos de otros países que destruyen nuestros empleos.
La protección llevará a
prosperidad y fuerza. Lucharé por vosotros, con cada respiro y nunca os dejaré
caer.
Norteamérica volverá a
ganar como nunca lo hizo antes.
Traeremos de vuelta
nuestros empleos, nuestras fronteras, nuestra riqueza, nuestra prosperidad,
nuestros sueños.
Construiremos nuevas
carreteras, puentes, aeropuertos, canales en nuestro maravilloso país.
Devolveremos a la gente sus empleos sin necesidad de pedir subsidios. Nos
basaremos en dos pilares básicos: compra productos americanos y emplea a
trabajadores americanos.
Es el derecho de
cualquier nación de poner sus propios intereses por delante. No queremos
imponer lo nuestro a nadie, pero queremos brillar y ser ejemplo para que todos
nos sigas. Reforzaremos antiguas alianzas, formaremos nuevas. Uniremos
al mundo civilizado frente al mundo terrorista radical que erradicaremos de la
tierra para siempre.
La base de nuestra
política será la lealtad a los EEUU; con esta lealtad redescubriremos la
lealtad: cuando abras tu corazón al patriotismo no habrá lugar para el
prejuicio.
La Biblia nos dice lo
bueno que es cuando la gente de dios vive junta en unidad. Debemos hablar
francamente, debatir honestamente de nuestros desacuerdos, pero siempre ser
solidarios. América unida no tiene rival, no hay quien le frene.
No debe haber temores, estamos
protegidos, siempre seremos protegidos por los grandes hombres y mujeres de
nuestras fuerzas armadas y cuerpos de policía, y sobre todo, por
Dios.
Finalmente, debemos
soñar a lo grande. Eso lo entendemos bien en EEUU: que solamente se vive
mientras se lucha por una ambición. No aceptaremos políticos que solamente
hablan y no hacen nada; que sólo se quejan y no hacen nada para cambiar las
cosas.
El tiempo de las
palabras huecas ha terminado. Es la hora de la acción. No permitan que nadie les diga que no
se puede hacer. No hay reto frente al espíritu de EEUU. No fracasaremos.
Nuestro país prosperará de nuevo. Estamos en el nacimiento de un nuevo milenio
para abrir los misterios del espacio, para acabar con las enfermedades, y
utilizar la tecnología de manera práctica. Un nuevo orgullo nacional nos elevará
y cerrará nuestras divisiones. Hay que recordar que seamos negros, blancos,
todos tenemos la misma sangre roja de los patriotas. Todos tenemos las mismas
libertades gloriosas y saludamos la misma bandera.
Si nace un niño en
Detroit o en Nebraska, tendrá el mismo cielo y la misma vida gracias al mismo
creador todopoderoso. Así que, para todos los norteamericanos en cualquier
lugar, de montaña a montaña, de océano a océano, ustedes nunca serán ignorados
de nuevo. Su voz, sus esperanzas y sus sueños definirán nuestro destino
norteamericano. Vuestra valentía nos guiará por el camino para que Norteamérica vuelva a ser fuerte otra vez, rica,
orgullosa, segura de nuevo y juntos
haremos a Norteamérica grande de nuevo.