Ayer 14 se conmemoran 60 años de la expedición militar de
Constanza, Maimón y Estero Hondo, en la que un grupo de patriotas ofrendaron
sus vidas para poner fin a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
El 14 de junio de 1959 un grupo de 56 expedicionarios, al mando del comandante Enrique Jiménez Moya y el cubano José Delio Ochoa arribó al aeropuerto de Constanza en un avión tipo C-46 Curtis pilotado por el venezolano Julio César Rodríguez.
A su llegada, los hombres se dividieron en dos columnas para internarse en la cordillera Central y luchar desde allí.
Sin embargo, antes de lograr su cometido los expedicionarios fueron interceptados por las tropas trujillistas que exterminaron a un gran número de ellos y a otros los apresó.
Los militares del régimen se mantuvieron vigilantes en los días siguientes. El 20 de junio, llegó a Maimón una lancha con 96 expedicionarios, comandada por José Horacio Rodríguez y capitaneada por José Messón, también desembarcó un grupo de 48 combatientes en Estero Hondo, al mando de José Antonio Campos Navarro.
Pero los militares atacaron las embarcaciones y frustraron los planes de los expedicionarios.
Aunque en términos militares la expedición no cumplió su cometido, por una serie de elementos que fallaron en contra de los 196 expedicionarios que llegaron de Cuba, desde el punto de vista moral sirvió para motivar a otros jóvenes a levantarse en contra el autoritarismo.
La “Raza Inmortal”, como serían reconocidos más tarde los catorcistas, por una sociedad que se horrorizó al ver la crueldad de las torturas que recibieron aquellos jóvenes que ofrecieron sus vidas en aras de la libertad del país.
El 14 de junio de 1959 un grupo de 56 expedicionarios, al mando del comandante Enrique Jiménez Moya y el cubano José Delio Ochoa arribó al aeropuerto de Constanza en un avión tipo C-46 Curtis pilotado por el venezolano Julio César Rodríguez.
A su llegada, los hombres se dividieron en dos columnas para internarse en la cordillera Central y luchar desde allí.
Sin embargo, antes de lograr su cometido los expedicionarios fueron interceptados por las tropas trujillistas que exterminaron a un gran número de ellos y a otros los apresó.
Los militares del régimen se mantuvieron vigilantes en los días siguientes. El 20 de junio, llegó a Maimón una lancha con 96 expedicionarios, comandada por José Horacio Rodríguez y capitaneada por José Messón, también desembarcó un grupo de 48 combatientes en Estero Hondo, al mando de José Antonio Campos Navarro.
Pero los militares atacaron las embarcaciones y frustraron los planes de los expedicionarios.
Aunque en términos militares la expedición no cumplió su cometido, por una serie de elementos que fallaron en contra de los 196 expedicionarios que llegaron de Cuba, desde el punto de vista moral sirvió para motivar a otros jóvenes a levantarse en contra el autoritarismo.
La “Raza Inmortal”, como serían reconocidos más tarde los catorcistas, por una sociedad que se horrorizó al ver la crueldad de las torturas que recibieron aquellos jóvenes que ofrecieron sus vidas en aras de la libertad del país.
Según el historiador Amaurys Pérez, la llegada de los
expedicionarios dejó entre ver la vulnerabilidad del régimen. “El trujillismo
quedó expuesto desde ese momento”, lo que dio paso a una corriente de jóvenes
con sentido crítico.
“Ese acto patriótico jugó un papel importante en lo que sería el principio del fin de la dictadura”, señaló el profesor de historia de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
Organización de la expedición. El historiador destaca la actuación de un comité organizador, que se encargó de enrolar a 250 personas, que previo a la expedición recibieron entrenamiento por alrededor de seis meses en el campamento militar Mil Cumbres, en la provincia de Pinar del Río, en Cuba.
Cabe destacar que de los 250 hombres reclutados al país solo llegaron 196, ya que el otro grupo prefirió regresar a Cuba por las deplorables condiciones físicas en las que se encontraban, luego de pasar varios días en el mar.
“Ese acto patriótico jugó un papel importante en lo que sería el principio del fin de la dictadura”, señaló el profesor de historia de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
Organización de la expedición. El historiador destaca la actuación de un comité organizador, que se encargó de enrolar a 250 personas, que previo a la expedición recibieron entrenamiento por alrededor de seis meses en el campamento militar Mil Cumbres, en la provincia de Pinar del Río, en Cuba.
Cabe destacar que de los 250 hombres reclutados al país solo llegaron 196, ya que el otro grupo prefirió regresar a Cuba por las deplorables condiciones físicas en las que se encontraban, luego de pasar varios días en el mar.
Al sexto día de llegar la expedición al país, 42 combatientes
habían caído en combates y otros hechos prisioneros por el Ejército
trujillista, empero ese sacrificio dejó como aporte un programa de liberación
que quedó como referente para la sociedad.